Observarse es uno de los ejercicios más importantes que podemos hacer para lograr una mejora en lo que hacemos. Auto observarnos no es simplemente verse en el espejo (aunque esto también es importante). 

El ejercicio de la observación va de revisar nuestras acciones de forma constante para garantizar una mejora en nuestras respuestas ante lo que sucede en el entorno.

Normalmente se nos hace más sencillo hacerlo cuando nos toca ver las acciones de otra persona, pero ¡ay de cuando nos toca hacerlo con las nuestras! Mirar hacia adentro es un reto mucho más difícil de lo que solemos pensar, pero cuando lo logramos, es muy enriquecedor.

Conseguir esta capacidad de reflexión nos permite conectar con nuestras acciones, sentimientos y pensamientos, lo que nos ayuda a mejorar continuamente si así lo queremos.

Pasos para aprender sobre mis reacciones hacia el entorno

Reflexiona sobre tu reacción ante una situación 

Es importante notar que no me refiero a la respuesta, si no a la reacción ante la situación en específico. Puedes preguntarte ¿Cómo ha sido mi reacción?, ¿Me siento bien con ella?, ¿He reaccionado antes de esta manera?

Es muy importante que este análisis lo hagas luego de identificar el evento que generó la reacción. Al tener la “cabeza fría” consigues entender mejor tus respuestas a las preguntas antes mencionadas, pero recordando lo importante de conectar con tu cuerpo para saber como se reflejó en él.

Cuando analizas este primer punto es posible que comiences a ver como se abre el camino.

¿Qué fue lo que generó mi reacción ?

Debes dar tanto valor a las reacciones positivas como a las negativas. ¿Qué me hizo sentir cómodo o incómodo para reaccionar de esa manera? ¿He reaccionado así antes?

“Es tan importante identificar las reacciones que no nos gustan como apoyar y celebrar las que sí”.

Reflexiona tus respuestas desde el Yo responsable, ese que no traslada culpas, sino que observa ese detonante con total responsabilidad de su respuesta. 

Cuando hemos reconocido nuestra reacción e identificado el detonante, es super importante observar nuestros pensamientos. Continuar las preguntas resulta poderoso ¿Qué pensamientos están presentes?, ¿Han estado presentes en otros momentos? ¿Cómo son, limitantes o potenciadores?

Conecta con tu cuerpo, el templo de nuestras experiencias

El cuerpo es el campo que nos posibilita vivir todas nuestras experiencias de vida desde y desde allí se generan y anidan pensamientos, sentimientos y acciones. Por lo tanto todo lo que sentimos se refleja  de forma física. Enfócate en tu cuerpo y responde preguntas como:

  • ¿Qué estoy sintiendo? 
  • ¿Qué emociones están activas donde las siento? 
  • ¿Lo he sentido antes? 
  • ¿Las puedo identificar? 
  • ¿Es ansiedad, cansancio o expansión, alegría, relajación? 

Cualquiera que sea el pensamiento, la emoción o el sentimiento, lo más importante en este punto es la aceptación plena libre de juicio y crítica. Solo desde allí podremos reconocerlo y comenzar a gestionarlo.

Aplica la mejora continua en tu vida

Los entornos empresariales suelen ser altamente cambiantes, hay productos que duran años iguales, pero son la excepción de la regla. 

Lo normal es que cada cierto tiempo se hagan análisis y se adapten al entorno porque el resultado o producto ya no cubre las necesidades, el mercado ha cambiado, necesita ser actualizado, debe ser más accesible o con más funciones, etc.

El proceso de auto observación es muy similar al de mejora de los procesos en una empresa. En esos momentos, los profesionales que nos encargamos de rediseñar los procesos o productos, identificamos mediante diferentes técnicas de observación.

Partimos desde allí aguas abajo y vamos monitoreando el proceso en ese sentido e identificamos las áreas o sub procesos que serán parte de ese rediseño para finalmente lograr el producto que queremos.

¿Cómo gestionar mis respuestas ante lo que me pasa?

El primer paso y el más importante, es entender que no puedes controlar a tu entorno. El calor, esa persona en la oficina que habla de forma grosera, el tráfico, ni siquiera el carácter de tus hijos, todos son factores externos sobre el cual tienes un control casi nulo.

Pero el cómo reacciono, mi actitud, pensamientos y sentimientos que pudiera generar sí dependen de mí, eso está bajo mi control. El producto final es mi Ser en completo equilibrio.

Imagina que llegas a casa tras un día pesado de trabajo y consigues a tus hijos jugando videojuegos mientras la casa está en un completo desorden y los platos del almuerzo sin lavar. ¿Qué haces?

Una persona con poca auto observación probablemente entraría en una gran molestia todos y cada uno de los días que llega a casa y consiga ese panorama. Le gritaría a los niños y les exigiría colaboración, mientras recoge con amenazas y castigos estériles, porque al día siguiente pasará lo mismo.

Si por el contrario la persona desarrolla la capacidad de auto observación entiende que lo que pase afuera de su ser no está bajo su control, pero la manera en cómo lo afecta y lo pudiera alejar de su objetivo sí.

Si desarrollas la capacidad de conocerte desde la observación lo más natural es que, tras una noche de reacciones y molestias, tengas la capacidad de analizar qué puedes hacer distinto y mejorar.

En este ejemplo, la auto observación puede llevarte a conversar con tus hijos de manera consciente (cambiando los deberías por “Me gustaría” , “que piensas si lo hacemos así”, establecer acuerdos,  pensar un sistema de recompensas responsable para ellos que, por sobre todas las cosas, te permitan encontrar una solución y así  mejorar tu capacidad de reacción ante próximos eventos similares.

Observarnos nos lleva a desarrollar nuestra  inteligencia emocional, a conocernos y a relacionarnos con los demás desde nuestra Yo consciente. ¡Es vital para crecer!

¿Qué te parece esta técnica? ¿La aplicarías en tu día a día?

Conoce más sobre cómo puedes mejorarte en mi blog y sígueme en Instagram para que aproveches nuevos consejos para conseguir tu mejor versión.