Todos, en algún momento de nuestra vida, buscamos hacer cambios importantes, transformarnos. Estos van mucho más allá de un cambio en el corte de cabello o hábitos saludables, que son importantes ya lo sé, pero ahora verás de qué hablo.
En mi caso, soy ingeniero de Sistemas, carrera que ejercí en mis inicios profesionales. Sin embargo, las oportunidades que se presentaron y las decisiones tomadas en aquel momento me llevaron a enfocarme en la planificación, administración y gestión de proyectos.
Años después, a pesar de que disfrutaba mi trabajo, decidí que debía dar un salto hacia lo que me apasiona ¡y aquí estamos hoy! Sumando todo lo que he aprendido en mi vida a los años de formación como Neuro Coach para ahora acompañarte en este camino de transformación personal y profesional.
Y por supuesto, que en este recorrido también puedes cambiar el corte de cabello y todo lo que desees para tu bienestar.
Ahora, ya que estamos en contexto vamos a la pregunta que seguramente te trajo aquí…
¿Qué debo hacer para lograr mi transformación personal?
Cuando tomas la decisión de cambiar siempre suele venir acompañada de una pregunta a menudo sin respuesta ¿Por dónde comienzo? A continuación quiero compartirte ocho claves que estoy segura que te ayudarán a comenzar tu proceso de transformación personal.
Pensar en gratitud
La queja es una gran enemiga de la transformación. Cuando vivimos en la queja nos fijamos en lo que no tenemos, en lo que no nos gusta y todo eso nos molesta.
Para lograr el cambio debes girar tu atención y agradecer por lo que somos y tenemos, desde lo más sencillo y que damos por sentado (respirar, ver, sentir) hasta lo más tangible (nuestra familia, amigos, hogar). Este es el primer paso para abrir nuestra mente a la transformación que queremos lograr.
Cuando experimentamos la gratitud, se liberan neurotransmisores como la dopamina y oxitocina (hormona del amor) que nos hace sentirnos felices, calmados y relajados.
Aceptar y ocuparnos
Cuando vivimos en esas situaciones que escapan de nuestro control es normal generar resistencia.
La clave en este punto es soltar, aceptar las cosas tal como suceden nos libera de la carga de tratar de cambiar lo externo.
Aceptamos lo que no podemos controlar y nos ocupamos de lo que sí podemos, cómo nuestra actitud y respuesta ante los cambios de nuestro entorno.
Desde la aceptación se nos aclara el panorama porque soltamos esa fuerza de resistencia, liberamos las carga y nos podemos enfocar en el desarrollo de nuestra fortalezas y oportunidades de mejora para fluir en lugar de sufrir.
Pasa del miedo a la curiosidad
¡Activa tu modo descubrimiento! El miedo estará siempre allí cuando nos enfrentemos a una situación nueva.
El miedo es una emoción de mucha utilidad para mantenernos alerta, pero se vuelve en contra cuando nos paraliza.
Allí es cuando la curiosidad nos ayuda a descubrir cosas nuevas, construir nuevas experiencias, habilidades entre muchas cosas más.
Un ejemplo cada vez más común es la migración. Salir de tu país puede ser aterrador. Pero conocer nuevas culturas, lugares y personas nos enriquece y nos ayuda a ampliar nuestros límites, llevándonos a desarrollar mejores habilidades.
¡No te flageles! Observa y aprende
La mayoría de las veces el estrés se genera de los juicios y críticas que nos hacemos, esto agrega una carga emocional importante a nuestras experiencia lo que generalmente nos tensa y evita que fluyamos con tranquilidad, porque nos predispone a lo que pueda pasar.
Cuando nos dedicamos a observar nos desligamos de esa carga emocional, porque la observación se basa en hechos reales y no en prejuicios y valoración. Se trata de convertirnos en un observador consciente, tomar distancia de nuestra mente e identificar esos pensamientos y comportamientos que nos limitan y alejan de nuestro bienestar.
Convertirnos en observadores de lo que vivimos nos genera tranquilidad y nos permite fluir en la experiencia.
Muévete de la amenaza al reto
La gran diferencia radica en la manera o la actitud en que afrontamos los cambios. En lugar de verlos como un problema, nos ayuda bastante a plantearlos como retos.
No es igual decir que este nuevo trabajo es difícil y/o complicado, a decirnos que este trabajo significa un nuevo reto y/o desafío en mi carrera.
¿Parece un simple juego de palabras? Es posible, pero asumir la nueva experiencia como un problema nos predispone y agrega una carga emocional que imposibilita que fluyamos con naturalidad. A nuestro cerebro no le gusta sentirse amenazado, esta sensación incrementa los niveles de cortisol haciendo que se dispare el miedo y el estrés lo que cambiaría totalmente nuestro comportamiento.
Por otra parte, sentirse retados o desafiados ante algo nuevo nos impulsa, nos motiva, nos llena de optimismo, eleva nuestros pensamientos, emociones y aumenta nuestros niveles de serotonina, promoviendo la cooperación, colaboración, sensación de bienestar, haciéndonos sentir más alegres.
Cambia las exigencias por preferencias
“Tengo que ir a trabajar”, “debo ir a clases”. ¿Te suenan familiares frases estas frases?
¿Qué te parece si las cambiamos por las siguientes?
“Quiero ir a trabajar”
“Elijo ir a clases”
Cuando prestas atención a tu diálogo interno y cambias las exigencias por preferencias te empoderas de tu acción, lo que te permite disfrutar del proceso y desapegarse del resultado, no porque no sea importante sino porque nos lleva a estar en el futuro. Nuestro diálogo interno fortalece un gran número de áreas cerebrales que influyen en el manejo del estrés, regulación emocional y habilidades resolutivas entre otras.
El resultado y el recorrido deben tener la misma importancia, el recorrido nos enfoca y nos ancla en el presente y recordemos que nuestro futuro es la consecuencia de las decisiones que tomamos en el presente, de manera que si estamos enfocados en él seguramente obtendremos los resultados anhelados. Así, la forma en que vives la experiencia es completamente distinta.
Cuando te regalas la libertad de elegir te llenas de fuerza, empuje y responsabilidad vitales para conseguir el empoderamiento que nos mantiene motivados.
Aceptarse a sí mismo es la clave
Cuando nos sentimos culpables pueden pasar dos cosas: o nos lleva al cambio, o nos vamos por el camino del auto castigo.
Lo más común es que la culpa se derive en una autocrítica, robándose toda la energía.
En este momento es donde la autoaceptación toma fuerza y se convierte en nuestra principal herramienta para avanzar.
En nuestro camino siempre van a haber aciertos y desaciertos, estamos llenos de fortalezas pero también de debilidades que se convierten en esas oportunidades de mejora, cuando las aceptas con total naturalidad y honestidad.
Cuando internalizas esto, das un paso fundamental para el autoconocimiento, donde la culpa no tiene cabida y cambia a responsabilidad para impulsarnos a ser mejores.
Pasa de tus vivencias a la empatía
Suelta tus vivencias y sal a vivir con el mundo que te rodea. A menudo nuestro proceso de transformación personal se detiene en una especie de diálogo interno en la que nos repetimos frases como ¿por qué soy así?, ¿Por qué me pasa esto a mi?.
Esta actitud nos aísla de los demás y nos impide observarlos y cultivar relaciones personales desde la empatía, desde el interés genuino en el otro.
Cuando cambias este estado consigues beneficios realmente importantes para las relaciones tanto personales como profesionales.
En cada área nos aclara puntos de negociación, podemos generar alianzas y sobre todo cultivar relaciones saludables partiendo desde la empatía. A nivel cerebral al experimentar la empatía la oxitocina está presente y nos permite sentirnos confiados, estimula la generosidad y la formación de vínculos permitiéndonos regular el miedo.
Son solo ocho consejos de una gran caja de herramientas que tenemos para lograr el cambio que buscamos. Cada camino es distinto pero pasa por puntos en común que, al mejorarlos, nos permiten avanzar con paso firme hacia la transformación personal.
Si quieres conocer más o empezar a trabajar en tu mejor versión ¡Contáctame! Te apoyaré en el proceso.
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